Negociar la sedición

    18 dic 2022 / 16:00 H.
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    Parte de la democracia española se ve atravesada por temas y objetos políticos que tienen difícil respuesta, y que lejos de ser viejas cicatrices son constantemente heridas en revisión. El tema territorial es uno de ellos y los nacionalismos centrales, el catalán y el vasco son una constante. Contaba Aznar que siendo presidente en una conversación con Juan José Ibarretxe, a la sazón presidente del Gobierno Vasco, este le decía que el PNV le podía apoyar para aprobar los presupuestos pero que se notara poco. Supongo que gobernar es negociar con los intereses de los demás y que al actual PSOE y al presidente no les queda otra que sentarse en la mesa con ERC. Por qué aquí la pregunta no es con que se transige, sino donde están los límites de la negociación. Y claro que el Estado no puede estar constantemente chantajeado por los sentimientos nacionalistas de unos pocos, ya sean los catalanes de Madrid o los madrileños de España. Es hora de poner el Senado a trabajar como verdadera cámara territorial y que de sus escaños salga un pacto de qué es España. Porque lo demás es ruido, generar daño y odio, y sobre todo condenarnos a un futuro incierto y desproporcionado. Porque la razón válida en la política es trabajar por el bien común y cualquier otra consideración es secundaria.

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