Señores del Gobierno

Les escribo algo desconcertado por algunas de sus “desconcertantes” actuaciones durante esta pandemia. Es justo reconocer la dificultad ante una situación como ésta, y que lo novedoso y desconocido del virus implica, en muchas ocasiones, dar palos de ciego. Pero también es cierto que, antes del estado de alarma, ustedes tuvieron en su poder información del virus en cuestión, pero no actuaron en consecuencia. Se mantuvo, por tanto, un estado de normalidad, lo que, unido a medias verdades, como por ejemplo nuestra actuación ante el uso de mascarillas, me ha llevado a desconfiar de ustedes. En enero, Fernando Simón nos indicó no usar las mascarillas salvo en contacto con enfermos. En abril, sin embargo, nos instaba a aprender de otros países en el uso de las mascarillas (cuando antes indicaba su no uso). En mayo, publicó “que no aconsejaron el uso de mascarillas anteriormente porque no se disponía de ellas”. Ante esta, a mi juicio, falta de lealtad en asunto tan serio, perdonen mis duras palabras, me pregunto qué debo hacer ante sus futuras indicaciones. Mi desconfianza no es por ser de uno u otro partido, sino por no ser sinceros con su pueblo, a quien deberían cuidar.