Podemos se cae

27 ene 2019 / 11:21 H.

Es obvio que Podemos lo está pasando mal: los malos resultados en las últimas elecciones andaluzas, el apoyo a ratos al gobierno de Sánchez, la marcha de Errejón, el último amigo que le quedaba a un Iglesias cada vez más trotskista, o la casi constante falta de contención de Echenique; pero todo esto sería anecdótico si no fuera porque la formación morada no ha dado la talla cuando más se le necesitaba. Primero, haciendo cálculos electoralistas que le han dado a la derecha fuerza y espacio; segundo, jugando a la política del buenismo y la progresía frente a una realidad muy dura y compleja; y, tercero, no preponiendo nada, que no sea la constante división de una izquierda ya de por si pequeña, débil y fragmentada. Podemos ha defraudado a mucha gente, a mí mismo sin ir más lejos, al no poner en la mesa más que un trozo escuálido y desinflado del viejo modelo socialdemócrata a lo Willy Brandt. Podemos era una necesidad que no han sabido gestionar ni defenderse de aquellos que les llaman populistas y extrema izquierda. Podemos no era un partido al uso, pero con el uso se ha quedado en un partido extraño, que balbucea, que no hace nada y que se muestra como una alternativa a nada. Por lo demás, espero que en su caída no se lleven muchos sueños y, mucho menos, a IU, último baluarte de la otra España.