Poderoso caballero
No hay nada como la hemeroteca histórica para volver los sentidos al pasado y analizar cualquier hecho actual. Es un hecho que hemos avanzado como sociedad, pero que la moral sigue siendo una cosa de “quita y pon” dependiendo de las materias que abordemos, es un hecho real y demostrable. La lucha por los derechos humanos identificó en categorías a los países que se adhirieron a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y que data de 10 de Diciembre de 1948, o sea, antes de ayer, históricamente hablando.
Ya Francisco de Quevedo (1580-1645), escribió: “Madre, yo al oro me humillo, Él es mi amante y amado, de continuo anda amarillo, que pues doblón o sencillo, hace todo cuanto quiero. Poderoso Caballero, es Don Dinero” .... Y así se desgrana en los siguientes nueve versos, importantes de leer, sobre todo para aquellos que se quieran adentrar en lo que es el poder económico. Todo esto viene a colación sobre el Mundial de Fútbol que comenzará esta misma semana, en un país como es Qatar. País árabe, situado en el Golfo Pérsico, su forma de gobierno: Es un emirato, o sea que gobierna el Emir. Monarquía Absoluta. Se destaca además de por su riqueza absoluta (la de la monarquía), también por practicar el autoritarismo y la persecución, y hacer gala de pasarse por el forro la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Han corrido ríos de tinta y correrán, sobre Qatar y los qataríes, sobre su régimen, sobre las fechorías que ahí se cometen, y sobre todo por la falta de libertades y por el castigo que se infringe a mujeres y colectivos como homosexuales. Allí los derechos de los trabajadores no existen, no se negocian convenios y no hay ministras que estén dando la tabarra con eso de los salarios mínimos y los convenios. Los molestos sindicatos no andan por ahí vociferando, y la señora democracia ni está, ni se la espera. No existen leyes que preserve el derecho a la igualdad. Es el mundo de las grandes corporaciones y monarquías, de las empresas y de los empresarios, en mayúscula. Absténganse las pymes y cosas parecidas, que allí no hay negocio para ellos. Al parecer, todo da igual, ahora tenemos por delante el gran espectáculo del Mundial de fútbol, que gracias al poderoso caballero, podemos ver, vivir y sentir todos. Solo era necesario aparcar una vez más, ese asunto molesto llamado moral, que ha resultado ser una vez más de quita y pon, y que en definitiva solo maneja una clase media que no es influyente para la toma de decisiones.
El Mundial, un negocio privado que engancha a todos los países que se precien, y que suministra al ciudadano, entretenimiento con nulo esfuerzo, previo pago a través de sus impuestos. Hay muchas protestas, opiniones en contra... Pero no sé si hay algún Estado o medio de comunicación, que se haya negado a retransmitir este gran evento. Lo iremos viendo, lo que si es cierto, es que al final “tanto tienes, tanto vales”, se llama clasismo. Estos de las tocas blancas e impolutas, de las mujeres bellas y ocultas, los del dinero y el poder, los que albergan y acogen a sus realezas, aquéllos a los que criticamos los que ningún poder tenemos, ellos y solo ellos han conseguido lavar su imagen al mundo, y seremos nosotros los que sentados ante el televisor ayudaremos a que la colada quede blanca y luminosa. Recordemos aquello de... “OMO lava blanco, blanco blanquísimo...”. Antigua sí, tonta no.