Plan hidrológico ya

    04 may 2023 / 12:03 H.
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    Quién me ha robado el mes de abril?, que decía Joaquín Sabina. Otro dato para los negacionistas del cambio climático: el mes de las aguas mil se ha ido con temperaturas de récord y sin una gota de agua que alivie la resequedad del campo y la escasez de los pantanos. Y ante lo que se nos viene encima, nuestros políticos se enzarzan en polémicas a cuenta de Doñana y el rédito electoral que les puede aportar. La solución no es legalizar lo que existe de facto ilegalmente, pues aunque no modifique geológicamente lo que ya hay y aunque existan muchas presiones por la cantidad de puestos de trabajo que dependen de los acuíferos, mal camino este por el mensaje subliminal que encierra: “qué importa que sea ilegal, ya se legalizará”. Pero tampoco lo es mirar para otro lado porque cerrar pozos y sancionar no es rentable políticamente. Y ahí estamos, en si son galgos o son podencos, confiando como otras veces en que la lluvia generosa nos haga olvidar el gran problema del déficit de agua, que no solo es de Doñana sino de toda Andalucía y España. Un asunto de difícil solución porque requiere de voluntad, inversión, solidaridad y consenso; lo que no existe actualmente para abordar un plan hidrológico nacional tantas veces frustrado por las mismas razones. La voluntad política tiene que nacer de la toma de conciencia de un problema que empieza a despertar alarma social, y en la cual podemos influir todos con nuestras opiniones. La inversión tiene que crecer exponencialmente orientada a ciencias y tecnologías relacionadas con todo lo que tenga que ver con la generación de agua potable y la eficiencia de los riegos agrícolas. Y mientras todo eso llega, hay que poner toda la sabiduría política en pro de una distribución racional de los recursos hídricos. Tarea ímproba en esta España nuestra tan dividida en regiones con intereses contrapuestos y disensiones políticas sin enmienda. Pero no imposible si se encuentra al gran estadista capaz de atisbar soluciones, de llegar a consensos con el adversario político, porque el problema es de todos, invocando la unidad y solidaridad necesaria entre todas comunidades, que no naciones, que componen todavía este estado. Y qué mejor momento que este periodo prelectoral en el que nos encontramos.

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