Plagas y pagas

Pues parece que el Gobierno se está luciendo con esta avalancha de leyes contrarreloj que quiere aprobar antes de las elecciones. Tras los ideólogos e ideólogas feministas, a los que le va la vida, y sobre todo el sueldo, en sus empeños de “revolución burguesa progresista”, la gran parodia nacional se sigue enriqueciendo aún más con las aportaciones “animalistas” y de “cambio de sexo” a la carta. Los pocos héroes que van quedando en la España rural, laborando sus campos y cuidando de sus animales, no salen de su asombro al descubrir todo lo que unos “señoritos” ociosos son capaces de inventar, bajo amenazas de multas y castigos estratosféricos, desde sus confortables despachos. ¡Plagas de animales con más derechos que los humanos! Sin darnos cuenta, hemos sido instalados en una sociedad kafkiana y avanzamos hacia una confortable animalización. En palabras del padre de Diana Quer, “hoy puede salir más barato penalmente ocultar el cadáver de una chica asesinada que matar a una gallina”. ¿Y qué me dicen de los cursillos para la tenencia de perros? Bienaventurados los funcionarios encargados de impartirlos y de expedir los certificados de idoneidad, porque de ellos será la pasta de sus generosas pagas a cargo del Estado.