Pinturas
de Sigena
La vida está llena de curiosidades, tantas como caras tiene un prisma. Allá por el siglo XII, en el año 1200, se produjo una obra maestra del arte medieval hispánico único en su riqueza en el monasterio femenino de Santa María de Sigena (Huesca), perteneciente en aquellos tiempos a la corte catalanoaragonesa. Hablo de unas pinturas murales señeras que decoraban la sala capitular y que en 1936 fueron dañadas por el fuego. Hecho que en 1940 un grupo de especialistas al viajar desde Barcelona hasta el monasterio y valorar su mal estado, optaron por arrancarlas de la piedra, traspasarlas a lienzos, restaurarlas e ingresarlas en el Museo Nacional d’Art de Catalunya. Ahora, esa visión ha cambiado, el Tribunal Supremo ha dictaminado que las pinturas del románico deben regresar a Aragón, al monasterio donde fueron masacradas
y rescatadas por manos expertas de su absoluta pérdida. Creo que la recuperación de obras de arte, para descanso del alma está bien, pero no con la ley del embudo. Esa ley que aun permite que miles de personas persistan bajo tierra en cunetas. Descendientes que suplican dignidad. Eso también es regreso al origen, un derecho, incluso un acto de amor. Que no se olvide.