Pillar el paso

27 dic 2019 / 08:58 H.
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Hay cosas que sigo sin entender y que me producen no solo asombro, sino también una buena dosis de bochorno. Hace pocas fechas toda España disfrutó con la actuación de Hugo Molina tocando el tambor. Un niño con tres años recién cumplidos que maravilló y conquistó a todo el que tuvo oportunidad de verle cómo maneja los palillos sobre el tambor y la cajita marcando el paso de manera impecable, sin inmutarse, con plena seguridad y consciencia de lo que estaba haciendo. No es extraño que Hugo se proclamara el ganador más joven de la historia de “Got Talent”. Lo que extraña es que personas muy adultas, que incluso tienen la pretensión de gobernar este país, no tengan la menor idea del ritmo y no sean capaces de pillar el paso ni tan siquiera escuchando a Hugo Molina. Termina un año más y la impresión que el ciudadano español tiene es que la clase política no avanzó, no aprendió nada. Cada vez parece más deteriorada y desacreditada, menos preparada, menos comprometida con el bien social común y más centrada en sus ambiciones particulares. La esperanza del pueblo se deshace, se pierde. Pocos españoles, aparte de Pedro Sánchez y unos pocos de sus correligionarios y los separatistas catalanes, esperan que nada realmente bueno pueda resultar para España de estos pactos interesados que se barajan en los que para nada cuenta ni el presente ni el futuro del resto de los ciudadanos. Da miedo, porque nadie intenta poner cordura. No saben o no quieren. Con esta incertidumbre, cada día más acentuada, las ilusiones para el 2020 nacen un tanto marchitas. Pocas veces estuvo más justificada la celebración mañana del “Día de los Inocentes”. Cada día existen más inocentes, más víctimas en nuestras calles. El mundo avanzó de manera vertiginosa, pero sigue manteniendo reductos negativos como el de que aún existan Herodes empeñados en sacrificar a inocentes. A pesar de ese dramatismo, nos seguimos tomando el “Día de los Inocentes” a broma, para tomar el pelo a algún amigo, sin pensar en cómo nos toman el pelo los políticos. Ya nos estamos acostumbrando demasiado a esta efeméride, porque no solo la celebraremos mañana, sino que cada una de las elecciones generales celebradas este año fue como un “Día de los Inocentes”. Y es muy posible que en el nuevo año tengamos algunas más, porque seguirán sin pillar el paso.

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