Pilar Palazón

    04 ago 2020 / 16:30 H.
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    Con muy buenas vistas, tiene que estar siguiendo, sin perder detalle, Pilar Palazón las excavaciones que, por fin, se realizan en Marroquíes Bajos. Más pasado de Jaén desentrañado, entremezcladas unas épocas, unas civilizaciones, unas culturas con otras. Por que, de eso, de cultura, es de lo que sabía y por lo que se movía. Por esa cultura que comenzó a perseguir por Europa la profesora de Historia. Una exposición itinerante sobre los íberos que partió del Louvre, a finales de los 90, con piezas de distintos museos. Lo que despertó su conciencia era el origen de la mayoría de esas piezas, de las más importantes: eran de la provincia de Jaén. Aquí deberían estar. ¿Sitio? La antigua prisión. La lucha sería larga pero que la ganaría. Igual que cuando consiguió un Picasso para Jaén con aportaciones populares como concejala de cultura en la primera legislatura democrática. O que Manuel Ángeles Ortiz, ya artista internacional, volviera a Jaén e incluso cediera un par de sus obras al Museo Provincial. Por fortuna, se supo profeta en su tierra y fuera de ella. Palazón, que es su apellido, fue ese armazón de palos que sustentó la estructura para que Jaén reivindicara y se sintiera íbera.

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