Perversión desconcertante

    06 mar 2024 / 10:24 H.
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    Cuando menos lo esperas afloran en tu cabeza, con una claridad inquietante, respuestas a cosas que llevabas tiempo preguntándote. Ocurre de repente, sin avisar, cuando has cejado en tu empeño de entender el porqué de comportamientos, susurros y miradas. A tu espalda, pero en tu propia cara. Y es que la verdad se revela cuando quieres escucharla. Cuando te cansas de hipocresías, maledicencias y deslealtades. Cuando vives a contracorriente, cuando no comulgas con todas las tradiciones y usos sociales no escritos, cuando no repites las mismas expresiones a las mismas horas. Cuando en tus redes sociales no aparece esa foto del arroz con los amigos, lo sean o no. Cuando huyes de lo vulgar. Cuando no te importa lo que piensen de ti y no te exhibes ni te prodigas, cuando tienes claro lo que quieres y a quiénes quieres, cuando pasas de preocuparte a ocuparte, cuando te apartas de lo que no va contigo... Cuando te aíslas porque sientes que no estás, ni lo pretendes, dentro de la curva de la normalidad. Entonces, si es así, no hay quien te salve: eres un “raro” e, irremediablemente, resultas de una perversión desconcertante. ¿Qué se le va a hacer? Desdeñas las miradas, ignoras las voces susurrantes y sigues leyendo. Después de todo, más se perdió en Cuba.

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