Peinando canas

    18 nov 2022 / 15:53 H.
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    Desde que he cumplido los 57 años, mis redes sociales se ha llenado de mensajes publicitarios que no hacen más que recordarme que estoy envejeciendo. Raro es el día que no recibo publicidad de audífonos, lentes progresivas y hasta de seguros de decesos. No es que yo tenga ningún problema en reconocer y aceptar mi edad biológica, sin embargo, el que me lo estén recordando en cada momento termina por minar mi espíritu vital. Parece que al sobrepasar determinada edad dejas de ser una persona saludable y socialmente activa. Lamentablemente, a los ojos de la gente, los conocimientos, las capacidades y las habilidades adquiridas a lo largo de la vida, dejan de tener valor. Estos son estereotipos, directamente relacionados con la edad, que relegan a las personas a un papel injustamente secundario en la sociedad. A este cúmulo de circunstancias la ONU lo denomina edadismo, que no es otra cosa que la utilización de la edad para categorizar y segregar a las personas, provocando desventajas e injusticias que derivan en la discriminación a través de políticas institucionales y relaciones interpersonales, perpetuando así opiniones estereotipadas que se interiorizan y se vuelven contra uno mismo.

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