Paridas y paridades

Hay que reconocer que muchas de las leyes y decretos con que hemos sido castigados en esta pandémica legislatura podrían calificarse de “paridas”. Entendiendo el término como “tontería que se dice sin reflexionar y que resulta poco oportuna”. Eso sí, han suscitado horas y horas de debates políticos y han contribuido eficazmente a que los medios de comunicación puedan rellenar muchos espacios temporales y laborales. Servir para que todos los españoles estén más unidos, convivan mejor y progresen económicamente por igual eso ya es otro cantar. Muchas de las recientes ocurrencias tienen que ver con los temas feministas y de igualdad. Lo último que se quiere sacar de la chistera parece que es una ley de paridad extrema que imponga listas “cremallera” en todos los ámbitos. ¿Son en verdad tan determinantes las diferencias de sexo en las pirámides sociales en que estamos instalados desde que nacemos? Parece que no. Lo que condiciona las diferencias ya lo vieron hace siglos escritores como el Arcipreste de Hita o Quevedo: don dinero. ¿Por qué no se incide en las escalofriantes diferencias de sueldos y de privilegios sociales? De eso sabe mucho la “casta” política. ¡Poco progreso hoy en igualdad social! ¡Mucho en demagogia y empoderamiento personal por razones inconfesables!