Paradojas del olivar

    15 may 2024 / 08:56 H.
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    De entrada, reconocer que no me considero un aceitunero altivo, sería un tanto pretencioso e incierto por mi parte postularme dentro de tan honrada condición, pero si me considero cuando menos un jaenero contemplativo, orgulloso de los paisajes que me rodean y en deuda si cabe, con aquellos que los han forjado y con la naturaleza que los ha propiciado. Y es entonces cuando entro en perplejidad, quizás porque tengo un tanto empañado este catalejo desde el que oteo o por ignorancia supina, cuando me llega la noticia, días pasados, que el expediente, elaborado en varios años, para promover la candidatura del paisaje del olivar como patrimonio mundial de la humanidad por declaración de la Unesco, ha sido retirado como consecuencia del rechazo expresado por más de ocho mil agricultores, a través de algunas de sus organizaciones, y mayormente desde la provincia que fue impulsora, en este caso Jaén. Desconozco en profundidad la naturaleza o el fundamento de sus recelos. Algo he leído sobre el temor al mangoneo de sus propiedades, pero me temo que los resortes a los que obedece esta negativa, sean más oscuros y enrevesados. En fin, en este proceloso mar de olivos, si no hay tormentas, nos las inventamos. Después siempre nos quedaran las lágrimas de AOVE.

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