Para muestra,
un botón

    26 may 2020 / 16:33 H.
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    La palabra miedo, del latín “metus, -us”, describe una sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario que puede suponernos la muerte, sea esta en su sentido literal o en el económico y social. Por tanto, cierta dosis de miedo no deja de ser necesaria, saludable y adaptativa. Conviene, entonces, no pecar de valientes y observar siempre una esmerada prudencia acompañada, en esta época, de mascarilla. Lo malo es cuando el miedo se torna extremo, disfuncional, llevándonos a una situación peor que la que ocurriría si no lo sintiéramos. En este caso nos bloquea y paraliza nuestra capacidad de reacción, de razonamiento y, lo que es más, de empatía. Tal es el caso de aquellos que, además de cobardes tremendamente indignos, dejan notas a los sanitarios en las puertas de sus casas, sin dejar por ello las aguerridas palmas. Para muestra, un botón; aunque de estas y como estas, las que quieras, con o sin virus. Como decía Frank Herbert en su exitosa novela “Dune”: “El miedo mata la mente. El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total”. Así pues, afrontemos el miedo; con prudencia, pero con valentía, dignidad y, por encima de todo, mucha, mucha humanidad.

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