Pantalones rotos
Cn las lluvias y fríos otoñales, los estudiantes dejaron en el armario su ropa veraniega y visten pantalones largos, algunas adolescentes y mujeres adultas a veces llevan pantalones rotos, que se compran así, deshilachados, desgarrados, como usados y desgastados, con agujeros y girones; los compran nuevos y rotos. ¿Por qué los compráis así? Es la moda, nos gustan así. ¡Qué contraste cultural, este de la ropa, de hace unas décadas a hoy! Las madres y abuelas de entonces compraban ropa nueva, cosían y remendaban los pantalones y otras prendas cuando se rompían en los juegos y en los trabajos, pues había que vestir con decencia; para bautizos, comuniones y bodas, las mejores galas. El torpe desaliño indumentario —que decía A. Machado— se daba en grupos marginales, artistas, bohemios, gentes de los suburbios y malvivir. Esta “estética progre” de lo descuidado en las ropas se ha publicitado desde hace décadas, difundida por televisiones, famosos y celebrities. Doble moral: vestir como pobre y cutre y vivir con lujos. ¿Es vergonzoso vestir muy bien día a día? ¿Nos avergüenza la riqueza? ¿Por qué se esconden con ropas rotas? Debates de clase.