Paella solidaria

    08 nov 2019 / 10:35 H.
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    Después de, soportar con resignación cristiana el importado bodrio de Halloween, aberrante fiesta foránea ya más que popular entre aquellos que no saben valorar nuestras propias tradiciones cada vez más en desuso para vergüenza de todos, y visitar los cementerios para recordar a nuestros antepasados, no se me ocurre nada mejor que celebrar el día de los Difuntos haciendo honor a una frase muy sencilla pero también muy profunda que Miguel de Cervantes nos dejó en boca de Sancho en el capítulo XIX de ‘El Quijote’, que dice así: ‘Váyase el muerto a la sepultura y el vivo a la hogaza’. Esa es nuestra cultura y así lo entiende nuestro pueblo, o al menos nuestros queridos paisanos de La Carolina que el pasado día 2, fiesta de los Difuntos, celebraron el ya tradicional Concurso de Paellas que organiza la Cofradía de la Virgen del Rocío con la colaboración del Ayuntamiento de La Carolina y otras entidades particulares, a beneficio de la Asociación Española Contra el Cáncer, y participación y también entusiasta colaboración de todas las cofradías del municipio, entre las que puedo decir la de la Virgen de la Cabeza, el Nazareno y otras que ruego me excusen citar por desconocimiento que no por falta de cortesía, ya que todas ellas merecen mi reconocimiento, y cómo no, con la presencia del Ayuntamiento representado en el acto y fiesta popular por la alcaldesa, Yolanda Reche.

    Y bien digo fiesta, porque fue un verdadero disfrute para todos los que tuvieron la suerte y el buen criterio de asistir, en una mañana en la que acompañó el cielo enviando algo de lluvia, ver cómo en un amplio pabellón cubierto y al abrigo del agua tan deseada y tan necesaria en nuestra tierra, una docena de hermandades, grupos de amigos y cofradías varias se afanaban en preparar cada cual con su mejor criterio y conocimiento una paella en la que los ingredientes y forma de presentación era libre y al gusto del cocinero y demás pinches aventajados y que solo tenía como requisito formal que fuese abundante para al menos treinta personas y estuviese finalizada a las tres en punto de la tarde para que un jurado independiente, compuesto por la señora alcaldesa, un cocinero profesional y tres miembros de la Orden de la Cuchara de Palo, decidiese en una reñida y deliciosa cata los ganadores del concurso, valorando la presentación, la originalidad y el sabor de todas ellas. Tarea ardua y placentera en la que nos afanamos con rigor y alguna premura de tiempo por mor de evitar que se pasase el arroz que habían de consumir todos los asistentes a tan entrañable, ejemplar y solidario concurso. Como miembro del jurado he de decir que no fue nada fácil decidirse por una u otra de todas esas trabajadas y magníficas paellas que pudimos degustar junto con todas las personas que tuvieron el buen criterio de acudir a ese acto solidario, ya que la recaudación se dona a la AECC.

    Como aficionado a la gastronomía, disfruté viendo como cada grupo se afanaba en la preparación de su paella y pudimos comprobar e incluso aprender de primera mano algún que otro detalle que las hacía originales. Es muy de loar la calidad de todas ellas y la ilusión y el cariño con que fueron preparadas, argumento este último esencial a la hora de cocinar, porque como bien dice nuestro buen amigo y carolinense de adopción, José María Rodríguez: “Solo puede ser buen cocinero y triunfar en los fogones aquel que disfruta con ese noble arte”; y puedo asegurar que todos los participantes lo hacían con gran cariño y sentido de responsabilidad con los futuros comensales, derramando alegría y generosidad como condimentos esenciales en cada una de las diferentes preparaciones que allí se cocinaron. Tuvimos ocasión de conversar con todos los oficiantes y preguntar sobre los ingredientes que habían elegido y ver cómo paso a paso llegaron hasta el final, derrochando imaginación y buen gusto en la decoración. No he de extenderme más en la loa de lo cocinado, pues todo fue consumido con el mismo derroche de alegría y amistad con que fue organizado. Solo me queda en el tintero agradecer a todos los organizadores y participantes el buen día de disfrutamos y deseo que la recaudación fuese abundante y ayude a los nobles fines a los que está destinada. Felicito al pueblo de La Carolina y brindo por toda su gente.

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