Pactos para la confianza

19 nov 2019 / 09:08 H.
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De entre las reacciones que se han generado en torno al pacto de gobierno anunciado por el PSOE y Unidas Podemos, la que más me ha sorprendido y en cierta medida preocupado ha sido la del miedo que desde determinados sectores conservadores se está infundiendo. Me ha recordado el mensaje del “gobierno Frankestein” que reiteradamente el gobierno de Rajoy repitió sin parar en las semanas previas a la moción de censura. El nuevo gobierno, sin embargo, gestionó bien su tiempo, y ningunos de los augurios sucedieron. La derecha ha tenido dos oportunidades de demostrar su sentido de Estado apoyando la lista más votada, como ya lo hizo el PSOE en la investidura de Rajoy, pero no se dio el paso en junio y no ha mostrado disposición de hacerlo ahora, con una actitud delirante del nuevo equipo de Casado.

A pesar de que la posición de Podemos y algunas declaraciones de su líder, Pablo Iglesias, inquietan a gran parte del electorado progresista y de centro del PSOE, resulta evidente teniendo en cuenta el escenario político actual, que es el único pacto posible. Por otro lado, es la solución que gran parte del electorado de estas dos formaciones prefiere, entre otras cosas, porque la mayoría de los votantes socialistas y de Unidas Podemos representan a personas y familias que necesitan de políticas públicas progresistas para recuperar parte del bienestar que la crisis les ha arrebatado. La agenda política de esta década, en coherencia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), requiere fundamentalmente políticas públicas progresistas y transformadoras para reducir las brechas de desigualdad que se han generado en los últimos años, y firmeza y recursos suficientes para llevar a cabo estas políticas. La reforma fiscal, la transición energética y el fomento del ecologismo, la apuesta por la agricultura y el medio rural, el afianzamiento del sistema público de pensiones y nuevas leyes para sostener los pilares básicos del estado del bienestar como la sanidad, la educación o los servicios sociales, son reformas que la derecha de este país no va apoyar porque sus programas electorales van por otra vía, de ahí la imposibilidad de acuerdos de Estado entre izquierda y derecha. Tampoco el trazado de puentes hacia la negociación y la búsqueda de soluciones políticas, ante el conflicto catalán está en la agenda de esta nueva derecha. Desde la marcha de Rajoy y con él todo su equipo tecnocrático y liberal, la derecha española se ha radicalizado y ha escorado su agenda hacia posturas y políticas, que nada tienen que ver con adelantarse al futuro, sino más bien con mirar al pasado y retroceder a una España que nunca volverá a ser lo que fue.

A pesar de la complejidad del nuevo escenario, necesitamos acuerdos pactos y políticas que no devuelvan la confianza ante la incertidumbre general en la que vivimos. La ciudadanía ha demostrado en las dos últimas elecciones, que la política le importa y hemos reivindicado con nuestro voto que necesitamos que las instituciones funcionen, por eso no hemos dejado de acudir a votar masivamente a las urnas. Es el momento ahora de devolver esa confianza y demostrar que más allá de las grandilocuencias, las provocaciones y los discursos anticonstitucionales que vamos a seguir escuchando en esta legislatura, la democracia siempre vence y para ello nuestros representantes políticos en las instituciones tienen que reaccionar con más política y más sentido de Estado. Es lo que necesitamos en el marco de una Europa fuerte que en esta legislatura también afrontará importantes reformas para sacar provecho de nuestros valioso potencial.

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