Otro golpe al cántaro

13 feb 2018 / 09:02 H.

Pues nada, que se siga el Real Jaén llevando el cántaro sobre la cabeza mientras se continúa haciendo cábalas de los beneficios que se sacarán de él. En Loja, el cántaro ha sufrido otro golpe. Está francamente resentido, y hay que tomarlo en serio porque los cántaros, en el fútbol, son muy frágiles. Vender la piel del oso antes de cazarlo es una temeridad. Parece que Salva Ballesta tiene muy segura la piel del “play-off” y viene especulando con una serie de cambios en las alineaciones para que los jugadores lleguen todos descansados, frescos, al “play-off”. Lo que está consiguiendo, hasta ahora, es que no exista un conjunto con identidad sobre el que la afición pueda depositar su confianza.

No es la primera vez que lo digo, porque alguien tiene que decirlo. El conjunto no ha mejorado con la incorporación de un puñado de refuerzos, que no se vienen mostrando como tales, con la excepción del meta Arellano.

Los puntos negros que tenía el equipo no se aclararon, siguen bastante oscuros. No crea nadie que me gusta tener que escribir en estos términos sobre el único club que he llevado desde niño dentro de mí, y nadie puede figurarse cuánto. Pero es mi obligación dar mi opinión sobre algo que, a mi entender, no marcha bien. Y en lo deportivo, el club jiennense dejó mucho que desear desde el principio, y no ha cambiado casi en nada. No culpo a nadie, no soy quién para culpar. Mucho menos a Tomás Membrado, una persona que está arriesgando mucho para dignificar en lo económico y en lo social la imagen del Real Jaén. Pero este club está obligado a llegar más lejos de lo que lo está haciendo en lo deportivo. Ya prácticamente lo hecho, hecho está. Pero sí queda margen para reflexionar, para exigirse cada quien un poco más. Especialmente el entrenador y los jugadores.

Para los aficionados —los que realmente sienten los colores blancos—, que unos adversarios más débiles en todos los aspectos saquen los colores al Real Jaén es muy lamentable. Y el partido de Loja casi colmó el vaso, porque la derrota fue humillante. Sí, queda Liga y, por tanto, margen para tratar de corregir los errores, sobre todo, los de actitud. Las carencias del conjunto hay que superarlas con esfuerzo, con entrega y con una voluntad inquebrantable. El objetivo aún está al alcance de la mano, pero hay que evitar que el cántaro reciba otro golpe que pueda ser definitivo.