Otras distancias

02 jun 2020 / 13:43 H.
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Esto del confinamiento va ganando terreno en nuestras costumbres cotidianas, a tal punto de que es el único tema de conversación del que disponemos desde hace unos meses. Es como si estuviéramos generando otra manera de vivir una vez superada la amenaza de la pandemia. Algunas palabras, definiciones y conceptos tomaron protagonismo, especialmente, ese de la distancia social, que cada día está siendo más rebatido, cuando lo que debería de estar es mejor cumplido por parte de todos. Pero esto no es nuevo, las personas nunca fuimos iguales —aunque guardamos mucha similitud en ciertos aspectos— y siempre hubo diferencias, distancias, entre unas y otras. Por ejemplo, existe la distancia de la inteligencia que hace que una persona, hombre o mujer, destaque por su talento en el arte, la literatura, el deporte, la cultura y que sea admirada con todo merecimiento. Estas personas privilegiadas se cuentan a millares, pero el estar bendecido con el distanciamiento intelectual no quiere decir que también poseas otras distancias importantes, como la de la simpatía. Siendo yo un adolescente, admiraba a aquel famoso actor de época Fernando Fernán Gómez, que solía ser el protagonista de la mayoría de las comedias que se rodaban en blanco y negro. Aunque siempre demostró ser un actor de carácter —de mucho carácter— destacó por sus personajes cómicos. Fernando Fernán Gómez, fallecido a los 86 años en 2007, demostró poseer un enorme distanciamiento cultural con sus éxitos como actor, escritor y director, pero tenía una carencia tan acusada de distancia empática, que no sólo costaba tenerle admiración, sino incluso respeto. Jamás conocí a un personaje con un carácter tan ácido, tan negativo, tan desagradable, que descargaba sin misericordia contra cualquier persona incauta que no le caía bien, como sucedió en el Círculo de Bellas Artes de Madrid a un admirador que le pidió un autógrafo. No obstante, hay quienes le disculpan su mal humor asegurando que no era algo habitual. Algo parecido se decía también sobre Camilo José Cela. Esto de las distancias se le ocurrió a nuestros políticos a la hora de decidir las normas de cumplimiento del confinamiento. Unas medidas adoptadas para que las cumplan los ciudadanos, mientras ellos utilizan todos los conceptos de distanciamiento a su libre albedrío, siendo la mayor y más importante distancia la que separa absolutamente a todos los partidos, el desconocimiento general de qué es lo que precisa esta España nuestra para salir delante de todas sus graves amenazas y, tal vez, donde más cortas sean las distancias sea en la falta de ética, educación, de respeto y dignidad con que debería producirse el debate en el Congreso.

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