Otra normalidad

    16 oct 2020 / 18:39 H.
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    Parece como si a todos se nos hubiera olvidado ya la gran desaceleración económica de los meses anteriores a la pandemia. No quiero volver a aquella normalidad de esos meses antes de la crisis en los que las reformas laborales de 2010 y 2012 nos regalaron el enorme deterioro de nuestro mercado de trabajo y el descenso de las rentas derivadas de ese trabajo, a costa de ver cómo las rentas del capital subían desorbitadamente. Aunque los poderes financieros y económicos nos quieran hacer comulgar con ruedas de molino, no quiero volver a esa normalidad que ellos niegan con cinismo, esa normalidad donde esa destrucción del mercado de trabajo destruyó también la demanda doméstica y afectó tan negativamente a la productividad.

    Cuando todo pase no quiero volver a aquella normalidad en la que los gobiernos de nuestro país, y de sus distintos Estados, a la vez que eran los que más recortaban el gasto en los servicios sanitarios y sociales, dificultando el acceso a la mayoría de la población a esos servicios, eran los que más vociferaban su patriotismo. El establishment financiero y económico nos ha metido en una globalización económica que según ellos necesita ser mantenida con orden y seguridad, algo que me recuerda viejos totalitarismos que creíamos ya superados. El eje de ese supuesto orden y seguridad ha sido, como en recientes y tristes épocas pasadas, aumentar el gasto policial y militar. A pesar de los mantras neoliberales repetidos una y mil veces que nos dicen que no hay recursos para darnos una auténtica seguridad y para protegernos, son los servicios sanitarios y sociales los que nos dan seguridad y bienestar, los que aseguran nuestra vida y nuestra supervivencia. Todo lo demás no tiene sentido para la gran mayoría de la población. No quiero retornar a aquella normalidad donde el orden económico utiliza su enorme poder político y mediático para conseguir como único objetivo optimizar sus intereses y los beneficios de los grandes grupos financieros y económicos a costa del bien común, sin importarle lo más mínimo las crisis ambientales o las pandemias. Esos problemas se han acentuado aún más con la aplicación de las políticas neoliberales, no hay más que mirar para nuestro país donde la pandemia y los repuntes están siendo especialmente dañinos. Ahí están las reformas laborales regresivas, los recortes del gasto público y otras políticas neoliberales que han empobrecido el sistema sanitario y los servicios sociales y que han dificultado tanto nuestra capacidad de respuesta frente a la pandemia.

    No quiero volver a esa normalidad que nos regaló ya desde el inicio de este siglo siete pandemias (gripe aviar, SARS, MERS, Gripe A, Virus Zika, Ébola y coronavirus). Se ha ignorado y silenciado a un gran número de personas de la comunidad científica que alertaban sobre esta grave situación y que denunciaban las causas del aumento de la letalidad y frecuencia de estas pandemias. Se ha silenciado a aquellos que señalaban como una de las causas las políticas neoliberales que han promocionado una globalización económica con escasa regulación, protección y prevención frente a la movilidad de personas, bienes y servicios. Al igual que se ha silenciado a los que han criticado la creación de enormes ciudades repletas de barrios en situación de extrema pobreza y desprovistos de las mínimas condiciones de salubridad. Y no se ha querido escuchar a aquellos científicos que han criticado las deforestaciones y los brutales cambios en la naturaleza.

    Frente a los amplios sectores de las derechas que subestiman la gravedad de la pandemia y que desean relajar o dejar de lado el control de la misma para dar prioridad al desarrollo económico, debemos movilizarnos para conseguir que aumenten los recursos públicos dedicados a servicios esenciales como los sanitarios o sociales. Frente a los que consideran esta pandemia como un mal menor, una gripecilla, que solo afecta a una minoría, debemos defender la necesaria y urgente reestructuración económica de nuestro país que ponga el bien común como objetivo prioritario de su actividad.

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