Oscuros tiempos perdidos

Aveces no queremos asumir que lo que hemos decidido hacer con lo que sentimos tendrá un reflejo en el futuro, ahora ya presente. Lo haces justo en un momento o quizá en una evolución emocional, da igual, pero encaminas pasos hacia un espacio vital distinto. Ninguna verdad puede pues ocultarse todo el tiempo, las mentiras van dañando a quienes las expande, y por los actos, no por las palabras frías, somos conocidos. Es más, las traiciones y los juegos ridículos de “tronos” son losas para el resto. Sí, se eligen derroteros por puro abandono, egoísmos u orgullo, o por esos intereses personalistas, que creen que una conversación incómoda no les dejará en buen lugar sintiéndose incapaces de asumirlo o de simplemente escuchar otra visión. A esas personas sólo les queda el ataque y el rencor. Así es cómo se rompen grandes ideales, vivencias, incluso familias. Nada puede entonces extrañarnos, cuando los momentos no se aprovecharon o se usaron mal resultando luego irremediablemente perdidos, que no puedan traer fatales consecuencias. Las guerras no se pierden en los últimos días, sino cuando se decidió en algún lugar lejano y profundo del alma retirar las tropas.