Oposición útil y responsable

07 jul 2020 / 16:41 H.
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La Comisión del Congreso para la Reconstrucción social y económica ha finalizado sus trabajos pero como era de prever, sin los acuerdos necesarios que permitan conducir a buen puerto los fines para los que fue creada. De nada ha servido las proclamas de su Presidente, las peticiones las personas e instituciones intervinientes, las advertencias de la patronal o de líderes empresariales como Pablo Isla, considerado mejor directivo del mundo por la Harvard Business Review, de que el diálogo y el consenso son imprescindibles para salir de la crisis. Por encima de todo ello se imponen las tácticas de algunos partidos políticos, para los que me es más urgente llegar al poder, que dedicar su trabajo a ser útiles a la sociedad a la que representan. En la legislatura 2000-2004, el entonces líder de la oposición, José Luís Rodríguez Zapatero, acuñó el eslogan que algunos recordarán de “hacer una oposición útil al servicio de la sociedad”. Esto le llevó a ser calificado como “bambi” por algunos analistas e inclusos a que muchos líderes de su partido le exigieran en los mítines “darle caña” al duro y crispante gobierno de Aznar. Sin embargo, durante aquella legislatura lideró muchas iniciativas políticas de carácter social, que dieron forma más tarde a la agenda de su gobierno. Esa oposición útil, alejada de la crispación o la confrontación por la confrontación, le confirió entonces al PSOE el crédito social necesario para ganar la confianza mayoritaria de la ciudadanía, ganando las elecciones del 2004.

Los actuales líderes políticos, imbuidos por la táctica política y la estrategia electoral, hacen inviable ahora cualquier planteamiento político que pase por el debate sincero, el análisis político, la negociación de planes y proyectos y el consenso. Cuando más que nunca la coyuntura socioeconómica requiere de grandes estadísticas, capaces de anteponer a sus intereses partidistas el interés general, contamos con los peores cuadros políticos para eso. Tenemos una oposición a la que le mueve más desprestigiar e intentar desgastar y desbancar al actual gobierno que proponer y negociar las mejores medidas para poder crecer, crear empleo y generar riqueza y bienestar para todo el mundo. Sería deseable que las campañas electorales duraran sólo lo que dura el periodo electoral. No podemos permitirnos estar de campaña permanente y una vez resueltas las elecciones y conformado un gobierno, las reglas del juego deberían garantizar el respeto institucional y el ejercicio de una oposición útil.

Sobre todo, es urgente que la actuación de todos los grupos políticos que forman parte de nuestras instituciones anteponga los intereses del país y el bienestar de la mayoría a sus intereses electorales. La ciudadanía está harta de la insensatez y la ineficacia de algunos políticos y premia la honestidad, la decencia y la preocupación de los líderes por resolver los problemas que tenemos. El sector social ha realizado muchas peticiones al gobierno en esta denominada comisión de la reconstrucción, éstas deberían centrar los ejes del acuerdo y no otros. La Plataforma del Tercer Sector ha pedido 500 millones y un marco estable para poder rescatar a las personas y las familias más vulnerables durante esta crisis, y construir un “colchón social” suficiente para garantizar la dignidad de los grupos que más difícil tendrá la remontada. Esta debería ser la urgencia política para todo el arco parlamentario.

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