Ominoso septiembre

    30 ago 2025 / 09:23 H.
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    No es por fastidiar, pero ya está, se ha terminado. Abandonemos la rutina del solaz para regresar a la rutina de la resignación. Pensemos ya en la Navidad, en la Semana Santa y en el próximo verano, sin olvidarnos de los puentes. Es sólo cuestión de tiempo; que sí, el tiempo es algo relativo, y puede ser que a algunos el tiempo no les conceda más tiempo, pero así es la vida. Y la Muerte. Yo, como todos los años, la víspera de mi regreso al trabajo guardo en mi ordenador todas las fotos de mi cámara réflex, no menos de quinientas imágenes de lugares y edificios que ya no sé cómo se llaman. Acumulo en un disco duro todo lo que creo que he vivido durante los días de asueto, procurando afianzar recuerdos para cuando sea viejo y sólo me queden nostalgias y achaques. Aunque apostaría mi colección de tintines a que las fotos atesoradas no las vuelvo a ver en mi vida, que no soy yo de ver fotos. Y no siendo yo de ver fotos, bien lo sabes, no entiendo por qué te empeñas en enseñarme las de tus vacaciones, empezando por las de la habitación de tu hotel. Quizá te sorprenda, pero me da igual si tu vuelo sufrió turbulencias o si la camarera del pub irlandés te guiñó
    un ojo. Oye, vete al carajo.

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