Odisea del voto

    16 nov 2024 / 09:04 H.
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    Hace poco escuché a la archiconocida periodista Ana Pastor decir que la democracia estadounidense es uno de los sistemas democráticos más desarrollados de los que existen en el mundo. Y lo decía en la cadena televisiva que se nos presenta como una de las más progresistas de España. Esa percepción de esta profesional no se diferencia en nada de la percepción difundida por los grandes medios de comunicación en nuestro país, en los cuales uno siempre se encuentra con una visión idealizada de la democracia estadounidense. El mismo presidente Biden definía no hace mucho a su país como el más democrático del mundo. Esta percepción tan común en España es la misma imagen promovida por los poderes económicos, políticos y mediáticos de todos los países que pertenecen a esa organización impulsada por Estados Unidos llamada OTAN.

    Pero siempre es interesante hablar de lo que no se cita en los grandes medios y que muestra a este país como uno de los menos democráticos entre las democracias a ambos lados del Atlántico Norte. Entre los grandes obstáculos que afectan al resultado de las elecciones presidenciales, al Senado y a la Cámara de Representantes está la escasa representatividad. En el Senado cada Estado tiene derecho a elegir dos senadores y hay estados como Wyoming con medio millón de habitantes que tiene la misma representatividad que estados como California con cuarenta millones de habitantes. Los estados pequeños más conservadores, rurales y con más votantes del partido republicano, hoy de ultraderecha, tienen mucho más poder que los grandes estados donde existen centros urbanos e industriales. Y hacen que esta institución legislativa, que aprueba el presupuesto federal, nombra a los ministros propuestos por el presidente y a la Corte Suprema, tienda a ser muy conservadora. Lo mismo que ocurre con la elección del presidente, que no es directa, sino que lo eligen los miembros del Colegio Electoral. Colegio de orientación conservadora ya que sus miembros son elegidos a su vez por asambleas estatales dentro de unas reglas que también favorecen a los estados pequeños frente a los grandes y por eso en muchas ocasiones el candidato elegido como presidente no ha sido el más votado. Hay un dato también poco conocido en España, que casi nunca se cita en los medios, y es que los límites de los Distritos Electorales que elegirán a la otra cámara, la Cámara de Representantes, los define y aprueba el partido que gobierna el Estado donde están esos Distritos. Y no es infrecuente que los barrios donde la mayoría son ciudadanos negros o sectores pobres de la clase trabajadora blanca, que suelen votar a los demócratas, se ven diseñados y fragmentados en divisiones pequeñas para después ser incluidos en los distritos electorales blancos. Y es el partido republicano el que promueve las enormes dificultades que tienen muchos sectores de la población para poder votar, al convertir el voto en una auténtica odisea. Así se discrimina a minorías, ancianos, pobres, negros, latinos y otros grupos que son las principales víctimas del sesgo discriminatorio de las leyes de muchos estados. Puede parecer sorprendente, pero en esta gran potencia mundial el proceso para llegar hasta la cabina de votación puede resultar propio de una república bananera en la que la burocracia se pone ante el ciudadano como una enorme cima casi imposible de escalar. Con respecto a la discriminación racial en el ejercicio del voto, 1965 fue un año histórico al prohibirse por ley. Y costó años que muchos estados la cumplieran, cuando no inventaban procedimientos imposibles para impedir el voto de los negros. En 2013 se dio un salto hacia atrás cuando la Corte Suprema anuló dos secciones de esa ley para abrir el camino a los muchos estados racistas para que limitaran el acceso al voto de comunidades cuyos gobiernos, por supuesto republicanos, consideran contrarias a su partido. Y siguen poniendo barreras para poder ir a votar como hacían en los años cincuenta o sesenta y antes. En fin, al país que da lecciones y reparte democracia por el mundo el intentar practicarla le cuesta.



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