Objetivo, aborregar, vender

    26 jul 2020 / 10:15 H.
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    Lejos quedan aquellos años 80 y 90 del siglo XX. En aquellas fechas apareció la televisión privada. El argumento para un desmedido brote de nuevos canales, fue la pluralidad, venían para dar mejor oferta informativa y de ocio. Nos engañaron como a borregos. Se instauró el germen de una pandemia silenciosa pero eficaz, mucha bazofia, mínima oferta cultural y unos informativos que se fueron alejando, día a día, de la información objetiva para convertirse en serviles altavoces de los grupos económicos que los sustentaban. Aquella transformación televisiva hundió la prensa escrita, la mayor parte de las veces eran los mismos propietarios que tenían una cadena; de los libros qué decir, y todo con un único objetivo, que dejásemos de leer, evitar en lo posible el mantenimiento de un espíritu crítico. Picamos el anzuelo. Hoy, décadas después, para disfrutar de cultura, cine, incluso deporte, hay que pasar por taquilla. Aquellas cadenas fueron la avanzadilla, prepararon el terreno para que, de forma irremediable, quien quiera tele medio digerible y decente, se rasque el bolsillo.

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