Nunca falta consuelo

24 dic 2019 / 10:57 H.
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Desde que nací, nunca me faltaron palabras que me consuelen del hecho de que no me tocara la lotería, algo difícil que ocurra porque soy muy poco aficionado a los juegos de azar. Como tantas personas recurrí al dicho de que lo que realmente importa es la salud. Tras el sorteo de la lotería navideña casi me quedo también sin poder tener esa excusa, porque la salud me anda jugando malas pasadas desde hace más de dos meses. La miastenia me hizo un mal regate y ahí tengo preocupadas por mi salud a las eficientes neurólogas, excelentes profesionales y buenas amigas, Asunción y Verónica a la espera de que el tratamiento se imponga, que parece que así será. Mi cuerpo perdió tono y si hay algo que no me deja ser feliz es que mi ánimo no esté dispuesto a dar y recibir sonrisas. Pero la magia de la Navidad es, estoy seguro, una medicina bendita. Esa cercanía del nacimiento del Niño Dios me dio energía para ponerme a escribir buscando el contacto fraterno y entrañable de mis familiares, mis amigos, mis lectores, con los que quiero compartir un año más la alegría y las ilusiones de una nueva Navidad y la esperanza de un año nuevo que traiga más venturas, más justicia, más igualdad, más paz y, sobre todo, más amor. Todo lo que deseo transmitiros de todo corazón en estas líneas que escribo a tropezones con mi ordenador. Esto y notar que parece que mi último tratamiento en el Hospital de Día del Princesa Sofía, me está dando más fuerza y ojalá sea el principio de una, por lo menos prudente recuperación, porque mientras tenga fuerzas las seguiré empleando en defender a mi Jaén y a querer a sus buenas gentes. Quise compendiar este sentimiento en unos versos tan sencillos como éstos: “Aunque estoy algo pachucho, sin ganas apenas de nada, por la molesta enfermedad, me animo cuando escucho, esas alegres campanadas, que cantan la Navidad y este mágico alegrón, por el que al Niño bendigo, por mitigar mis dolores, me lleva de todo corazón, a felicitar a mis amigos, mi familia y mis lectores.” Nunca pierdo la esperanza y quién sabe si a lo mejor estoy totalmente repuesto antes de que Pedro Sánchez consiga tener un gobierno del color que sea, pero que resulte decente y beneficioso para todos los españoles. Hace falta un milagro para eso, pero confiemos en que Dios es misericordioso y en que este tiempo es propicio para la felicidad, aunque sea efímera.

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