Nuevos propósitos

    18 ene 2024 / 09:53 H.
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    Acostumbramos a marcar el espacio y el tiempo que habitamos para reconocer nuestros ciclos, una sombra de nuestra identidad, nuestra evolución, progresos, etcétera; nos ordenamos así dentro de esas coordenadas con más o menos conciencia del cambio como única e inevitable realidad. Comenzar un año es siempre abrir un horizonte, concitar nuestros mejores propósitos, las posibilidades, la oportunidad, abrir un nuevo juego o cerrar otro; “resetear”, si se me permite la expresión, ciertas inercias, y a su vez, proyectarnos en un futuro. Es, sin duda, esa marca de coordenadas que compartimos todos y que nos ayuda a asumir esa aceptación y afrontamiento del cambio. Por supuesto no es la única, los ciclos laborales, formativos o simplemente personales tienen esa capacidad de ordenar nuestra existencia, y en ese reinicio confluyen todos esos nuevos propósitos que desde el cambio nos permitan mejorar nuestras condiciones, nuestra existencia. No hay que estresarse si enero nos ha pillado la vez y estamos aún en la resaca de los excesos, me viene a la cabeza el dicho de un buen amigo que con gracia siempre comenta que él empieza el año en febrero, que enero es de prueba gratis.

    Bromas aparte, lo importante es el compromiso con nuestros propósitos, el despliegue en nuestro propio crecimiento, la posibilidad de desarrollar nuevos conocimientos y habilidades; los hábitos, en ese sentido, son el resultado del interés en la superación personal. Traduce, por tanto, tus propósitos a hábitos; si quieres resultados, olvídate de las metas y concéntrate en tu proceso, construye sistema. La manera más efectiva de construir hábitos no es concentrarte en lo que deseas lograr, sino en la persona en la que deseas convertirte. En el pensamiento a largo plazo, las metas son siempre provisionales, no se trata de logros individuales, sino de un ciclo de mejora y perfeccionamiento continuo, un refinamiento y desarrollo perpetuo. Los pequeños cambios parecen no hacer mucho, hasta que cruzan un umbral crítico, entonces los resultados serán increíbles a largo plazo. El tiempo exagera la diferencia entre éxito y fracaso, en el día a día no es tan visible, por eso aplicar buenos hábitos al desarrollo de nuestros propósitos hace del tiempo tu aliado. Paciencia, perseverancia, motivación y disciplina, y aunque cuesta más: claridad, en la fijación de tu propósito, que pasa por la persona en la que deseas convertirte. Es decisivo, creo, mantener la brújula de esa claridad. El mapa, ya sabemos, que no es el territorio, es siempre una interpretación reajustable. Calibra tu brújula personal y confía en ella más que en el mapa.

    Querido lector: mis mejores deseos para este año y para tus propósitos.

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