Nuevo gobierno, misma oposición
Tengo que confesar que nunca me ha emocionado Pedro Sánchez, ni antes ni ahora. Lo mismo que tengo que reconocer que es el presidente legítimo, le pese a quien le pese. La democracia es así. Pero a los autodenominados constitucionalistas se les atraganta cada día más y no lo pueden remediar. A las primeras de cambio les sale ese tufo rancio que guardan celosamente en su tarro de esencias patrias y se envalentonan. Don Cleopatro los atiza y se desbocan por los territorios de la chabacanería, la mentira y la mala educación, con menos papeles que la choza de un melonero. Con la remodelación del Gobierno han vuelto a dar el cante con un catálogo de argumentos de traca valenciana. Yo he visto y oído a Fraga y a otros líderes de la derecha, del centro, de la izquierda y de nacionalismos varios, debatir, discrepar y discutir ardorosamente con otros gobiernos socialistas, pero con argumentos, ofreciendo alternativas y sin faltarse el respeto y no con twitt y frases hechas. Desde que apareció el fenómeno del “márchese señor González” y del “y tú más” la política se juega en campos de regional preferente. Al final van a hacer bueno a Pedro Sánchez.