Nueva oportunidad
Todo cambio en sí supone una ocasión para intentar modificar o corregir, aumentar o disminuir, según convenga. Este año, el otoño ha comenzado el domingo veintidós de Septiembre a las catorce cuarenta y cuatro, hora peninsular, y ha sido recibido por los planetas Venus y Saturno, tras la puesta de sol y Marte y Júpiter, al amanecer. Gracias querido Google.
Bien venido Otoño. Además de ser mi estación preferida por la amabilidad de la temperatura, el color o mejor dicho, los colores de la naturaleza, también resulta ser el inicio de dejar a un lado la molicie veraniega y comenzar con nuevos proyectos. No en vano comienza lo que verdaderamente muestra el otoño: la vuelta a las escuelas y la vuelta al trabajo, o sea, la realidad cotidiana tan necesaria siempre.
Dejamos atrás esos calurosos días que son, en nuestra tierra, los temibles meses de Julio y Agosto, en la que nuestra ciudad se hace absolutamente invivible. Seca, polvorienta, vacía e insoportablemente asfixiante, muestra nuestra urbe su cara más dura, su aspecto más desangelado y desde luego su estampa menos acogedora, por mucho que se intente sembrar de terrazas de bares y chiringuitos su noble suelo.
Soy de Jaén, por lo que me siento autorizada a pedir más para mi ciudad, para pedir que ya que a lo largo de las décadas no se ha conseguido diseñar una ciudad recogida y amable en la que norte, sur, este y oeste, estén debidamente conectadas y definidas, profundicemos en qué cosas posibles (no ensoñaciones), podemos hacer por ella y de paso por nosotros: por los ciudadanos de Jaén.
Plantemos árboles. Según Google (mi posibilitador y denostado amigo), el mejor momento para plantar árboles es el principio del otoño (entre finales de Septiembre y principios de Octubre) porque las plantas leñosas de hoja caduca ya han perdido sus hojas y no evaporan el agua. Esto les da suficiente fuerza y tiempo para arraigar antes de la llegada del invierno. Qué buena noticia. Esto quiere decir que si optamos por diseñar una ciudad verde, que te quiero verde, tendremos que comenzar por suministrarnos el mayor y mejor elemento para luchar contra las temperaturas extremas, porque producen oxígeno, purifican el aire, forman suelos fértiles, captan agua y regenera los nutrientes del suelo, además de servir de refugio para la fauna.
Naturalmente se trata de una idea, para arrancar la oportunidad del Otoño con proyectos que no necesiten de grandes infraestructuras, de complicados consensos, de cantidades de dinero imposibles para nuestra economía.
Siempre me enamoró el slogan de “una persona, un árbol”, “planta un árbol”... y tantos más, en los que se hablaba siempre del beneficio de algo que está ahí, cerca de nosotros. No se trata de ir a buscar litio y metales imprescindibles para la vida de hoy, se trata de aprovechar lo que tenemos a mano para transformar nuestro hábitat tan en peligro.
Si no lo hacemos por la naturaleza, hagámoslo por nosotros mismos. El mejor toldillo, la mejor sombra y el más bonito y acogedor espacio, nos lo suministra el árbol. ¿Sería posible en mi ciudad convertir este municipio en ejemplo de sostenibilidad climática?
Yo creo que sí. Este podría ser un proyecto posible, sostenible en el tiempo que generaría por sí mismo beneficios colectivos, y todo ello diseñado por administraciones con la colaboración de empresarios y ciudadanos de Jaén, porque ésta sería una empresa en la que colaboraríamos todos.