Nubes de primavera

19 jun 2020 / 17:00 H.
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Yo tenía 15 años y trabajaba de aprendiz en Gráficas Morales, imprenta entonces ubicada en la calle San Clemente. Había dejado unos estudios de peritaje que, a pesar de que no me gustaban, llevé bien y puede decirse que mi llegada a la imprenta, entonces regentada por mi tío Pepe Villar, hermano de mi padre, fue mi primer contacto serio con el mundo de las letras y me refiero a las letras del alfabeto porque a las de los bancos fue algo después. Recuerdo a un cliente muy especial. Un hombre grande, apellidado De la Torre, ciego, que vendía lotería y solía encargar los impresos de los décimos allí. De vez en cuando, era alguno de sus dos hijos, Pepe o Jesús, quien iba a recoger el encargo. Con el tiempo, hice amistad con Pepe, casi de mi misma edad y con aficiones muy apegadas a la cultura local, dedicando mucho de su tiempo tratar de promocionar nuestra ciudad. Murió hace algunos años aún bastante joven.

Después, fui conociendo mejor a Jesús, otro buenazo como su hermano, que bebía los vientos por el Real Jaén y a quien casi todos los domingos que el equipo blanco jugaba en el Estadio de la Victoria, saludaba en el local social de la Peña de las Batallas, en la que tantos amigos tengo. El pasado miércoles, recibí la triste noticia de que Jesús, a sus 77 años, ha sido víctima de una nube de las muchas que están empañando la primavera y falleció el martes. Un duro golpe para su familia, sus amigos y ese colectivo de peñistas a los que estaba entrañablemente unido. También el Real Jaén ha perdido con la muerte de Jesús de la Torre a un aficionado ejemplar, constructivo, discreto y leal que no necesitaba de grandes gestos ni griteríos para demostrar su cariño e incondicionalidad al club blanco.

Otra negra nube de primavera ha oscurecido el universo de una mujer poderosa, que pregonó siempre su libre albedrío al dar sus opiniones, sin reparar en los posibles daños que sus palabras pudieran ocasionar a terceras personas. La indomable tertuliana de Telecinco, Mila Ximénez, acaba de recibir una noticia aterradora. Tiene un cáncer de pulmón, algo bastante serio, que ha minado su entereza anímica, su descaro. Nadie puede alegrarse de que a otro ser humano le ocurra una desgracia semejante. Ver sufrir al prójimo no es nada agradable aunque desafortunadamente existan en el mundo demasiadas personas que sí gozan haciendo daño aunque solo sea con la intención y la palabra. Y Mila se ha venido comportando así durante la mayor parte de su vida profesional en las televisiones. Ha lanzado puyas venenosas sin medida y en todas direcciones a su alrededor. Aún así, siento respeto por ella y por su actual situación y le deseo que tenga suerte, entereza y voluntad para salir adelante.

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