No tan iguales

    28 nov 2021 / 17:05 H.
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    Toca sonrojarse, a veces demasiado, al oír que todos somos iguales ante la Ley. Cierto es que la norma escrita así lo dictamina, aunque no siempre; pero no resulta desacertado afirmar que ante la judicatura, instancia que debe administrar esas leyes escritas, no todos los testimonios valen lo mismo, ni por asomo. Evidencias de este desigualdad las hay, muchas y habituales. No es lo mismo la palabra de un policía o guardia civil que la de pepito o fulanito; para nada resulta igual la voz de un rico y poderoso que la de un pobre, gran cantidad de veces la declaración de una mujer es menos válida y creíble que la de un hombre. Poner leyes negro sobre blanco puede resultar fácil, hasta quedar bonito, textos que satisfacen a muchos demócratas pero, por contra, la evidencia está ahí, no aseguran esa igualdad que todos, orgullosamente, dicen propugnar cuando se elaboran. Ayer, un buen amigo de raza gitana, me decía que una de sus mayores preocupaciones era evitar pasar por un juzgado, bien sabía de qué me hablaba, porque no, no todas las voces son igual de creíbles en la Sala.

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