No quiero
votaros

26 mar 2019 / 17:49 H.

En cualquier otro momento hubiera puesto mis dotes de persuasión al servicio de quien no supiera a quién votar. Hoy por hoy, intento convencerme a mí misma y no estoy segura de conseguirlo. Sus señorías, que no las mías, me provocan una sensación de hartazgo difícil de superar. De hartazgo y de decepción. Aquí cada cual va a apropiarse de la porción más grande de la tarta del poder. Porque eso es exactamente lo que los mueve. No hay más que observar de qué forma y manera se van desdiciendo en función de las encuestas y estados de opinión. Los que no quieren llegar a residir en La Moncloa pactan sin miramientos para conseguirlo. Seguidamente aparecen nuestros políticos-yenka, el famoso baile donde igual te ibas para la derecha, para la izquierda, adelante o hacia atrás. Llegaron más tarde los predicadores de la falsa humildad, pregonando su intención de vivir en un piso sencillo para no perder de vista a la plebe, aquella de la que lo que les interesa es el voto. Porque con ese voto ellos se han instalado en el lujo. Para el poder, la buena vida, y para los demás poner el dinero al servicio de sus señorías, que no las mías. Las estrategias para Napoleón Bonaparte y ustedes a dar ejemplo.