por ti

    14 jun 2019 / 11:41 H.

    No escarmentamos. A veces pienso que cuando nacemos y nos dan el primer azote, nos traspasan la estupidez, tal vez para evitar que seamos más listos de la cuenta y no cometamos esos errores de los que no aprendemos en cabeza ajena. Seguimos traspasando los límites de velocidad sin miramientos, bebemos hasta perder el sentido y el juicio y nos tiramos por los balcones como una manada de lemmigs que no sabe en realidad por qué salta. Tropezamos una y otra vez con la misma piedra y, con cada tropezón, nuestra estupidez aumenta. Parece que tengamos que dejar un legado, a poder ser, más estúpido que el que nuestros antecesores nos dejaron a nosotros. Seguimos sin escarmentar y sucumbimos una y otra vez a juzgar sin conocer, a compartir sin contrastar y a dar nuestra opinión sin que nadie nos la haya pedido. Así que daré ejemplo y me pondré a ello. No criticaré, no juzgaré y no daré mi opinión. No ahogaré mis penas en alcohol, no compartiré mis burradas ni las tuyas, y lo principal: no me tiraré por el balcón. Y si tú decides seguirme, empieza por el final conmigo. Tu opinión es demasiado valiosa, así que no me la des. Te la guardas para ti o se la das a quien le importe, que de estúpidos estoy servida. Gracias.