No crecen en el súper

En Berlín hace décadas está en marcha una experiencia interesante. Se lleva a los escolares, y sus familias, a explotaciones agrícolas y ganaderas. El fin principal no solo es conocer la actividad rural, ni una mera excursión al campo, la idea es que desde pequeños sean conscientes del trabajo que implica la producción de aquellos productos que luego ven en sus mesas y frigoríficos, como se siembran, como se recolectan, el trabajo que todo ello implica. Ahora que la situación de precios, algo por cierto ni nuevo ni reciente, el campo de los pequeños y medianos agricultores ha sido siempre el cajón desastre en la pirámide económica, vendría bien pensar en ello. Si los españoles fuesen a nuestros a campos, viesen amanecer entre surcos, hileras de olivos, sintiesen en sus manos cuanto esfuerzo hay detrás de cada puñado de aceituna quizá, en una generación, consiguiésemos poner en valor todo ello. Difícil será valorar lo que comemos, cuando hay generaciones enteras que creen que lo agrícola se reduce a estanterías de tiendas y supermercados repletas, un mero escaparate.