No al frentismo y a la polarización
Nos debemos dar un buen tirón de orejas ante lo que estamos permitiendo, también por estar participando. El escenario socio-político está agresivo y violento al expresar cómo ejercer, entender, sentir ante quien no se coincide. Siempre opino que no sé si son los Partidos políticos quienes proponen tan nefasto nivel o somos la ciudadanía quienes con nuestra actitud provocamos en ellos esa respuesta tan exacerbada. Parece peligroso el calibre y grosor del cariz que están tomando las cosas. Se denota odio inaceptable en cada palabra hacia el contrincante cuando valoramos decisiones, cualquier acontecimiento, como si molestara la propia existencia del otro y fuéramos capaces de extinguirla si pudiéramos hacerlo bajo un escenario que así lo posibilitara. Pues bien, eso es inaceptable, deleznable y todo lo “able” que se pueda nos ocurrir. O bajamos el tono, calmando el ansia por llegar al mando rechazando salvajemente al que opina o gestiona diferente, o esto, algún día, se puede ir de las manos, pudiéndose justificar algún “salva patrias”, que crea que puede encender una mecha que haga ya irrespirable la convivencia. Sería conveniente templar gaitas, sin dejar la seriedad y rigor, pues ambas cosas son compatibles con el correcto talante y el cuidado de las formas.