Ni chicha, ni limoná

    29 sep 2019 / 11:30 H.

    Es costumbre muy secular en esta sociedad nuestra, tan avanzada en cuestiones informáticas y cibernéticas, el situarse de perfil. Atrás parece quedar el colocarse de frente o dar la espalda. El perfil como metáfora perfecta del ni si, ni no, ni chicha ni limoná. El perfil como opción cómoda, en apariencia, para no pensar, mucho menos tener opinión propia de algo. El perfil, sin duda alguna, como la postura contraria al intelecto. Ya no vale siquiera el principio de incertidumbre, mucho menos aún tener certidumbre u opinión marcada sobre algo. Cuando colectivamente nos instalamos en el me da igual, será así, me vale todo o el mero pasotismo, solo queda un camino posible, la involución. Lo mismo que el mayor logro fue el desarrollo de una gran “psique como especie”, ahora toca, al parecer, desandar el camino, volver a una cultura de masas adormecida. Y si ya nos cuesta opinar sobre algo, pretender que haya defensa de los principios propios, donde vayan quedando aún, se convierte en algo digno solo de un puñado de valientes. En poco tiempo, todos a andar de lado, de perfil.