Nerón tocando la lira
La incertidumbre planea sobre nosotros, una sombra persistente en un mundo que parece haber extraviado su rumbo. En España, la inestabilidad política se suma a la desazón global, donde los distintos conflictos bélicos, aunque lejanos, nos recuerdan la fragilidad de la paz mundial. Es un despropósito observar cómo aquellos elegidos para velar por nuestro bienestar y la armonía mundial parecen olvidar su propósito fundamental. Anhelamos líderes que prioricen la paz y dirijan políticas que realmente beneficien a los ciudadanos. No queremos que se repitan los horrores de las guerras pasadas, esas que hoy nos avergüenzan y de las que juramos aprender. La idea de un nuevo holocausto, bajo cualquier forma, es inaceptable. Lo único que deseamos es vivir sin miedo, libres de la angustia de que un día, metafóricamente, Nerón toque su lira mientras Roma arde. Queremos, simplemente, poder disfrutar del verano y de las merecidas vacaciones, con la certeza de que nuestros gobernantes están trabajando por un futuro de tranquilidad y estabilidad. Pero no se alarmen, porque esto nos enriquece según Kant, ya que la inteligencia se mide por la cantidad de incertidumbres que somos capaces de soportar.