Naturaleza vulnerable

    25 jun 2020 / 17:02 H.
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    En tiempos de pandemia y sus secuelas ineludibles ha resurgido el eco de los vulnerables. Ya no son únicamente aquellos marginados que duermen en los cajeros de las entidades bancarias; tampoco solo los que esperan cada día una comida para sus hijos de la caridad institucional. Ahora la vulnerabilidad se ha expandido como la misma epidemia a una buena parte de esa sociedad de consumo de la que todos formamos parte. Quizás algunos de nosotros ya hemos entrado, o estamos a punto de hacerlo, en esa condición de fragilidad económica, víctimas de un desempleo que galopa desbocado. Pero además de los sujetos, habría que recordar que la debilidad lo es igualmente de algunos derechos verdaderamente fundamentales. La naturaleza no es titular de ninguno de ellos, pero sí el necesario destinatario del cuidado de nuestras autoridades. Por este motivo atemorizan al sentido común iniciativas como las que anuncian responsables, o quizás más bien irresponsables públicos, de Andalucía y otras comunidades, proponiendo como tabla de salvación contra la crisis una nueva edición de la burbuja inmobiliaria. De nuevo el ladrillo contra un ambiente sano que necesitamos más que nunca.

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