Nacer, pacer. Tal vez enamorarse

    18 jun 2024 / 21:00 H.
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    Con quién y dónde se nace o se pace suelen ser los quid al tratar de enmarcar ciertos aspectos de nuestra identidad, ampliándose el abanico al observar la existencia de una variedad de ser humano súper nómada, en el que aparece la tendencia de asentarse en un lugar en el que ni nació ni nunca pació más de dos jornadas. Algo así pudo a suceder a Mencía de Salcedo, la fundadora de Noalejo, cuando pasó por vez primera por el paraje nombrado Los Entredichos por ser tierra de frontera y que tras la Toma se disputaron ávidamente los Concejos de Granada y Jaén. Por tanto, de aquí a la “leyenda del agua”, un vaso. Pero, ¿por qué no quedarse en una de las cómodas y bellas ciudades en las que vivió con la emperatriz Isabel? o ¿por qué no retornar al solar de sus ancestros en las Encartaciones de Vizcaya? Imposible saber qué pasó por el alma de Mencía en tal decisión. Sin embargo, podemos aproximarnos a ella a través de sus hechos y de aquel mundo nuevo que se fraguaba con un Nuevo Mundo. Si se suele decir que “los de Bilbao nacen dónde quieren”, estimo que los de Las Encartaciones de la Edad Moderna no solo nacían, sino que también morían a su elección.

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