Catar no es política

    20 nov 2022 / 16:00 H.
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    Vamos a hacer un mundial en un sitio raro, distante y polémico. Y es un mundial de fútbol. Es un poco la constatación de que este deporte, y que conste que sigo considerándolo bello y noble, es el enorme escaparate de una realidad comercial, política y sociológica, además de todo un campo de batalla filosófico. Este mundial blanquea la imagen de la falta de derechos humanos, la dictadura y la muerte de trabajadores desconocidos, entre cientos de puntos que podemos argumentar. Los valores del dinero está por encima de todo. Me parece muy significativo que Luis Enrique, el seleccionador nacional, se haya llevado un andamio para que no le salpique esta realidad. Obvio que no se trata de decirle a nadie cómo ha de vivir en su país, ni venir a criticar lo que el dinero puede comprar, de hecho, todos tenemos un precio, de lo que se trata es que el fútbol no puede ser ajeno a la lucha por un mundo mejor y más justo. Porque la propia esencia del fútbol es llevar un balón con los pies hasta el campo contrario, donde la habilidad no tiene que ver con la fuerza, sino con el esfuerzo de un grupo que de manera conjunta ataca y defiende un trozo de cuero. No es política, ya lo sé, sino el fundamento mismo de las relaciones sociales. Y los que lo han convertido en política son ellos mismos al negar que pueda ser sólo un bello y noble juego filosófico.

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