Mujeres libres

Su vida no puede estar en manos de los monstruos que las acechan. Su libertad no tiene amo ni señor que pueda decidir por ellas. A veces sin embargo, algunos bárbaros se empeñan en ejercer un dominio atávico desde la amenaza de quien se siente más fuerte. A veces, no pocas por desgracia, esos engendros de la inhumanidad se creen con derecho a violentar su integridad física, pretenden cosificarlas sin escrúpulos, atarlas a una insoportable esclavitud moral. Pero ellas nunca dejaran de ser criaturas dotadas de una fuerza especial contra las viejas tiranías culturales. Vencerán siempre las amenazas de los que no quieren que vivan libres y soberanas de sí mismas. Para lograrlo deben saber que no estarán solas, que un universo solidario de hombres y mujeres las acompañarán en su camino. Desde hoy hay miles que se han convertido en guardianes de su legítimo afán de ser libres. Cuando salgan a correr o regresen tarde en la noche tienen que saber que todos somos responsables de su seguridad. Su género nunca será en adelante el pretexto o la razón para que se priven del derecho más fundamental, el que les otorga la capacidad para disponer sobre sí mismas y su forma de vida.