Mujeres ejemplares

16 mar 2021 / 10:31 H.
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Hace unas semanas fallecía Celia Casado, concejala de la Mujer de Dos Hermanas durante cuatro legislaturas. Lo hacía después de una larga enfermedad precisamente en el mes en el que el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, impregna la agenda social y política. Hoy quiero en este artículo rendir homenaje a Celia y a todas las mujeres andaluzas, que como ella, fueron un referente y un gran motor de cambio social para sus pueblos.

Celia militó en los movimientos cristianos de base en los primeros años de la transición. Más tarde esos movimientos se transformaron en muchos de nuestros pueblos y ciudades en fuertes asociaciones vecinales, que lucharon por la dignificación de las barriadas más populares, donde no llegaban nunca ni las infraestructuras ni los servicios públicos esenciales para vivir decentemente. Desde los años ochenta estos movimientos vecinales fueron el instrumento dinamizador que más contribuyó a cambiar nuestras ciudades.

Las calles se asfaltaron, aparecieron centros de salud, bibliotecas, colegios, polideportivos e infraestructuras sociales básicas en todas las barriadas. Muchas mujeres de estos barrios lideraron también coordinadoras desde las que hacer frente a las nuevos problemas que iban apareciendo como el consumo de drogas. Madres contra la droga, y madres que desde las Ampas proponían actividades extraescolares y oportunidades de desarrollo educativo y deportivo para sus hijos. Estas madres coraje defendieron y lucharon para que los ayuntamientos asumieran las necesidades sociales básicas, siendo la base de los servicios sociales comunitarios.

Pero de manera paralela, estas primeras lideresas se encargaron además de que las mujeres de nuestros pueblos tomaran conciencia de sus derechos y de las oportunidades que la vida les debía. Fue así, con mujeres como Celia, feministas y con pasión por la vida y por la libertad, con las que se fue forjando el asociacionismo de mujeres en Andalucía. En el año 1989 se creó el Instituto Andaluz de la Mujer y su primera directora, Carmen Olmedo, que también provenía de ese ámbito de participación social, supo reconocer desde el inicio el enorme potencial que tenían estas mujeres y sus primeras asociaciones, para construir el camino de la igualdad en Andalucía.

Años más tarde, estas mismas mujeres empezaron a ocupar el espacio y el protagonismo público que merecían y nuestras instituciones también les fueron dando entrada en concejalías y espacios de responsabilidad. Pero durante los años de la transición política, la participación social de las mujeres no era posible en otro espacio que las asociaciones de todo tipo. Los partidos políticos y las instituciones fueron resistentes al cambio de roles y al protagonismo social de las mujeres.

Aunque el movimiento feminista es hoy un movimiento intergeneracional, interseccional y heterogéneo en sus reivindicaciones, no debemos de olvidar las conquistas de las que siempre nos han precedido en esta lucha inacabable. Mujeres como Celia fueron decisivas para el desarrollo social de nuestros pueblos.

Han sido imprescindibles para que mujeres de toda condición hicieran frente a la violencia doméstica. Algunas se plantearan trabajar y todas ellas construyeron espacios de encuentro, de ocio, de cultura y de participación en los que han podido crecer y ser más felices. Mi admiración a Celia y a todas las Celias de Andalucía y mi reconocimiento a todo un esfuerzo sin esperar nada a cambio.

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