Mujer y compañera

    07 jul 2023 / 13:39 H.
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    En alguna ocasión he comentado el proceso de elección del tema de mis artículos, que muchas veces suele ser una reflexión sobre conversaciones o lecturas mantenidas en los últimos días. Ayer me encontré con un buen amigo de mi época de estudiante y estuvimos hablando sobre la celebración del Orgullo Lgtbi a lo largo y ancho del orbe, y como consecuencia lógica de la diversidad sexual, reflexionamos sobre los múltiples tipos de familia actuales, todos ellos válidos y legítimos en las sociedades más avanzadas, pero no aceptados e incluso perseguidos con saña en muchos otros países que no aceptan la libertad de cada persona para expresar sus sentimientos y organizar su vida íntima con total libertad. Derivó la conversación hacia las preguntas y respuestas típicas sobre los hijos y nietos y nuestra propia familia, que ambos podemos enmarcar en el concepto de familia tradicional. Hablamos de la manera de relacionarse entre sí los diferentes miembros de cada una de ellas en función de la cultura dominante en cada tipo de sociedad y país. Como primera impresión podemos decir que en los países del norte de Europa y todas las sociedades de tradición evangélica o calvinista, los hijos suelen salir del hogar a edad mucho más temprana que en los países latinos y de tradición católica. Por ejemplo, por regla general, en los Estados Unidos los hijos abandonan la tutela paterna cuando acceden a la universidad, mientras que, por el contrario, en España apenas sucede esto, pues hasta que comienzan a trabajar, se emparejan o se casan, los hijos viven en la casa familiar, por razones económicas o por tradición. Por desgracia, el hecho cierto es que hoy en día en nuestro país muchos nietos siguen viviendo de la pensión de los abuelos. El tema es serio, preocupante y no parece que vaya a cambiar en un futuro próximo.

    Hay algo mucho más gratificante y firme en la familia que consiste en la relación entre hombre y mujer. Esa relación de amor, amistad y mutua compañía es el núcleo inicial de la familia. El libro del Génesis dice en el capítulo 2, versículo 24: Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne. Como base fuerte y segura sobre la que se forja la unidad familiar es de justicia destacar el papel fundamental de la mujer, que en el libro de los Proverbios es alabada por ser fuerte y por tanto muy valiosa. Podríamos seguir tomando innumerables citas de la Biblia y en todas ellas encontraríamos alabanzas a la mujer en las que se señala su función primordial de compañera, refugio y soporte. Para aquellos que creen en la creación divina, la mujer es carne de la misma naturaleza del hombre, igual en todo a su compañero y merecedora de todo derecho y obligación. Ahora que vivimos en una época en la que se reivindica la igualdad entre hombre y mujer creo que es muy apropiado recordar, que en el Génesis dice que el hombre cuando despertó de su profundo sueño, viendo a la mujer que Dios había hecho tomando un trozo de él, dijo: Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esa es la mejor prueba de la igualdad entre los géneros y en ese mítico episodio podríamos poner las bases del correcto trato entre hombre y mujer. Por desgracia eso no ha sido practicado a lo largo de la historia y la mujer ha sido preterida y maltratada en la mayoría de las naciones. Ahora cuando vemos la lucha por la igualdad de género, aquellos que creemos en la mujer como compañera no podemos esquivar nuestra responsabilidad colectiva y tenemos que estar y actuar de forma activa en favor de esa justa reivindicación y derecho. El trabajo es arduo pero el objetivo en verdad que merece la pena porque hay demasiadas actitudes, maneras de pensar y leyes que cambiar.

    Y como epílogo final, quien tiene la suerte de haber encontrado en su momento la mujer a la que ha amado, respetado y compartido todo durante la vida, debe interiorizar y afirmar una vez más aquello que decía un prestigioso profesor sevillano a sus alumnos cuando finalizado el periodo de estudios en el colegio, ya estaban preparados para ir a la universidad o encontrar un trabajo, Es lo siguiente: No hay nada en la vida del hombre más importante que la mujer que será su compañera, y el que en casar acierta en nada yerra.

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