Morente, genio del flamenco

07 may 2022 / 17:57 H.
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E n reciente publicación de la revista Candil, editada por la Peña Flamenca de Jaén, en su número 166, aparece una semblanza del cantaor, ya fallecido pero siempre recordado, Enrique Morente. El recuerdo y la memoria me invitan a escribir unos apuntes sobre la personalidad del cantaor granadino. Y debo decir que conocí a Morente en su juventud, y posteriormente compartiendo festivales, concursos, recitales, reuniones. Su personalidad la han definido como grande del flamenco. Siendo su biografía, motivo para el estudio, análisis y, también, de debate. De lo que no hay duda es de que fue maestro de un decir netamente andaluz. De un arte que dominó desde el conocimiento y que asumió a través de la herencia transmitida, entre otros, por don Antonio Chacón, Pepe “El de la Matrona”, Aurelio Sellés, Juan Talega, Rafael Romero “El Gallina”, Manolo de Huelva, Bernardo de los Lobitos y puede que con requiebros de tartessos, judíos, árabes, gitanos, castellanos y lugareños de Al Ándalus.

Enrique Morente fue la significación permanente del cante, concibiéndolo como arte abierto, sin ataduras, pero sin olvidar nunca de donde viene; cómo es su fuente primera, que dolor lo motivó y que rigor musical exige. Así, desde la ortodoxia, es el gran innovador, afanoso buscador de nuevos vértices cantaores, pero sin dejar de mirar el paisaje de un pasado, de una historia, de aquellos preludios, inscritos en el manuscrito oral de los tiempos, que dieron sentido a lo que hoy llamamos, Flamenco. Morente cruzó fronteras nunca exploradas por flamenco alguno. Y, desde luego, son datos a tener en cuenta a la hora de prefigurar el perfil de un grande del cante. Porque Enrique Morente fue ante todo un genio. Un genio del flamenco. No se olvide. Y Morente recreó. En ocasiones, dialogando con otras músicas, hasta encontrar el futuro de aquel primer grito. Porque la evolución en el arte, como en tantas cosas, existe, renueva y actualiza su existencia. Joven el cantaor, acude a la palabra y con el cante, llega a Lorca:

Sobre la noche verde,

las saetas

dejan rastros de lirio

caliente

(García Lorca-Morente)

Y Hernández, Alberti, San Juan de la Cruz, Bécquer, Lope de Vega, Al Mutamid, León Felipe. Sus incursiones en el mundo de la recreación llevan el perfil que las identifican. La amplia producción discográfica avala todo un recorrido desde el clasicismo más fiel —que nunca abandonará— hasta la apertura de nuevas formas. Ya en 1967, aparecen dos trabajos discográficos “Cante Flamenco” y Cantes antiguos del flamenco”. Después los homenajes a Miguel Hernández y Don Antonio Chacón. No puede faltar el encuentro definitivo con su paisano, Federico García Lorca. Y Un sueño que se realiza, Sabicas y Morente. El cantaor compuso sin apoyarse en un conocimiento musical determinado. Siempre desde su voz y su aprendizaje de cantaores veteranos de generaciones anteriores que le abrieron su capacidad flamenca y creadora, ofreciendo un saber fundamentado en el flamenco clásico, pero abundando en la recreación de un arte que, se quiera o no, tuvo un recorrido histórico apoyado en la base primigenia, luego enriquecida en una evolución natural y precisa para el propio Cante. Morente huye de las imprecisiones. El genio del Albayzín enriquece la infraestructura musical del cante en sí. Las armonías, en su voz, encuentran saber y conocimiento dignos de un compositor clásico, haciendo evolucionar el concepto del compás que, sin perder su esencia, lo armoniza, buscando una belleza rítmica distinta desde la calidad que imprime a cada palo o estilo.

Es importante anotar que ya en 1.970 El cantaor fue el primero en actuar en el Ateneo de Madrid. Es la época en que TVE española grababa y emitía Rito y Geografía del Cante. Y tuve la suerte de presentarlo en los más diversos escenarios. Desde su juventud nuestro cantaor buscaría nuevos paisajes de anhelos. Luego, insisto, Morente fue conocedor de todos o casi todos los estilos que conforman un árbol que vivificó todo el acervo cultural de un pueblo tan elocuentemente universalista y creativo como es el andaluz. Y Morente creció de ese árbol. Porque Morente era orgullosamente andaluz. Modestamente sabio. De pura raza flamenca. De quejio y jondura con primitivo y desnudo eco. Morente es voz de musicalidades aceptadas y definidas por el pueblo.

No es Morente el único. Morente es único en su concepción artística.

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