Monárquicos

13 sep 2019 / 09:16 H.

No, que nadie se preocupe. No les voy a hablar del Rey de España. Bastante tiene don Felipe con Sánchez y el resto de líderes de los partidos incapaces de formar un gobierno para este país. No se lo están poniendo nada fácil. Y como yo tampoco puedo poner remedio a ese desatino, paso de retomar otra vez el tema. Voy a hablar de monárquicos, pero de otra especie que hay dentro del fútbol, como en el Real Jaén. Y tampoco lo voy a hacer con ánimo de levantar polémicas, sino simplemente para dar una opinión, creo que sensata, de ese hecho de que el escudo del Real Jaén esté encimerado por una corona. Nadie me explicó nunca el porqué de esa corona ni yo he logrado enterarme por más que lo he intentado. No soy de los que la corona le quite el sueño pero respeto a quienes no solo la defienden con pasión sino que también exigen que la corona sea real y con una forma determinada. No le doy importancia porque a mí lo que me llena y me duele y me lo dice todo es el nombre de Jaén, lleve corona o no. Durante mis muchos años de dibujante hice cientos de escudos para clubes, empresas, sociedades y los hacía a mi entender y, cuando lo creía oportuno, les ponía una corona —como el Club Ciclista Coosur— y yo, gracias a Dios, no he sido nunca rey. Creo que ciertas cosas no habría que tomárselas tan a pecho. Existen en España grandísimos clubes que no llevan corona en sus escudos, como el Barcelona, Atlético de Madrid, Valencia, Sevilla, Athletic de Bilbao, Granada... Y conste que a mí me gusta que el escudo del equipo de mi ciudad lleve corona y no me disgusta que un diseñador la haya modernizado. Y ya que hablo de coronas, sí quiero intentar, con esta evocación, poner una entrañable y fraternal corona de laurel —una más de las que supo ganarse en su vida en el arte— en el recuerdo de Fausto Olivares Palacios, uno de los pintores más internacionales nacidos en Jaén en el siglo XX. Un pintor que en sus años de mayor éxito vivió entre Jaén, Málaga y Francia y que expuso su arte en países europeos. Fausto falleció en 1955, con 55 años, pero sigue con nosotros en el recuerdo y en el mensaje de sus obras. Françoise, su viuda, ha organizado una reunión-homenaje de la Sociedad de Amigos de Fausto Olivares, que se celebrará el próximo día 28 en el museo que lleva su nombre en Hurbache, Francia.