Moderación ante el 19-J

    10 jun 2022 / 15:29 H.
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    Las expectativas resultan importantes, y también peligrosas, tanto en la política como en el fútbol. Juanma Moreno se enfrenta a las optimistas expectativas que le auguran las encuestas ante la jornada electoral andaluza del 19-J, sondeos que pueden provocar una excesiva confianza en su electorado. Y, en el ámbito deportivo, sobre Gareth Bale se generaron unas extraordinarias expectativas en el verano de 2018, cuando Cristiano Ronaldo abandonó el Real Madrid. Bale tenía sus límites, no era Ronaldo, aunque, como se ha señalado desde las redes sociales, ha terminado triunfando como futbolista desde el teletrabajo.

    El PSOE-A afronta un resultado electoral incierto. Mario Vargas Llosa se ha planteado en repetidas ocasiones aquella vieja pregunta: “¿Cuándo se jodió el Perú?”. Y quizás Juan Espadas, en la intimidad, también se haya enfrentado a la cuestión de: “¿Cuándo se jodió el Partido Socialista de Andalucía?”. Puede ser, sí, desde la desafortunada presidencia de José Antonio Griñán. Griñán es, hasta el momento, el único presidente socialista que ha perdido unas autonómicas andaluzas. Fue en 2012, frente a Javier Arenas, aunque finalmente pudo gobernar gracias al apoyo del izquierdista Diego Valderas. Griñán transmitía la engañosa sensación de mayor consistencia política de la que realmente poseía, porque se trata de un hombre con tendencia al ensimismamiento, ajeno —o no— a lo que sucedía en la realidad y, sobre todo, en la realidad del subsuelo de la política. Alimentó a dos ‘delfines’ para sucederlo: Susana Díaz y Mario Jiménez. Con ambos, el PSOE-A estaba abocado al fracaso. Mario es un luchador, un tipo leal al partido hasta el punto de que aceptó el cargo de portavoz de aquella siniestra y sombría gestora que sucedió al oscuro golpe de estado interno de los socialistas en Ferraz contra Pedro Sánchez el 1 de octubre de 2016. Pero Mario padece fuertes limitaciones políticas, algunas derivadas de su falta de estudios superiores e incluso medios, circunstancia que, entre otras cosas, ha derivado en que la derecha lo llame “autodidacta”, “bachiller” o “iletrado”. Y Susana Díaz pisó como invitada la alfombra roja de los palacios madriles durante su presidencia, quedó deslumbrada, y llegó a creerse la princesa del pueblo, sin percatarse de que la auténtica princesa del pueblo es Belén Esteban, con la que Susana no puede competir en vulgaridad, aunque lo haya intentado.

    Moreno Bonilla ha hecho en estos casi cuatro años una travesía presidencial sosegada, apartándose de todo atisbo de sobresalto o vocerío, muy atento a no caer en errores, consciente de que Andalucía es territorio de centroizquierda con una tradicional tendencia a inclinarse hacia la izquierda. Juanma Moreno ha obtenido rédito de las traiciones, la tierra quemada y el pesebrismo que los dirigentes socialistas sembraron en la época de Griñán y Díaz. Juanma Moreno es una persona moderada que ha gobernado desde la calma. Por eso busca momentáneamente el distanciamiento respecto a Vox. Espadas también es moderado, pero tiene un partido sumido en el desaliento. Y un electorado refugiado en la abstención. Pero no son los votantes los que han abandonado al PSOE. Es el Partido Socialista andaluz el que abandonó a sus votantes. Juanma Moreno se aferra ahora a su perfil moderado. Y a aquella sentencia de Norberto Bobbio: “La moderación es la nueva radicalidad frente al populismo”.

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