Mis paseos por Jaén

    04 sep 2019 / 08:57 H.

    Yo, en mis trece, la borrica en el trigo y el amo pegando voces, digo, que sigo que sigo como las famosas pilas, paseando por este Jaén, en el que cada vez que le hago una visita, descubro nuevos encantos que están al alcance de la mano y de estas retinas en declive lo que no me impide para seguir amando a esta tierra mía, tan denostada, o quizás denigrada por los poderes fácticos y tácticos de la clase política que sale votada en Jaén, pero que cuando se va a la Carrera de San Jerónimo por Jaén no hacen nada, y si lo hacen, contratan a una charanga para que le de a bombo y platillo populachero, pues para eso ha sido contratada. Bueno, dejemos la política, que solo la disfrutan los políticos y el pueblo no se come ni una rosca. El verbo pasear lo conjugo en primera persona. Me agrada pasear por este Jaén, tan antiguo como el lucero de la tarde que asoma todos los días allá por la mágica Sierra Mágina. Parece ser que la ciudad de Jaén, fue fundada por Asdrúbal, y si es así, ya ha nevado, ya ha llovido en tantas centurias. No quiero perder el tiempo en detalles, en repasar hoja por hoja su vetusta historia, pues me están esperando estas calles blancas, colgadas como uvas en un apretado racimo en estas calles de la Magdalena y San Juan. Casas que son blancas como palomas tomando el sol de la mañana.