Mis memorias

13 jun 2016 / 12:03 H.

No se alarmen. Este titular no es una amenaza de que vaya a publicar mis memorias. Lo que he visto, conocido y aprendido de la vida lo vengo contando a ustedes, mis lectores amigos, cada día. Hay frases hechas que son verdades como puños. Por ejemplo que cada quien habla de la feria según le va y que la historia de las guerras siempre suelen escribirlas los que ganan. Nunca he tratado de sentar cátedra sino que les cuento las cosas tal y como yo las he vivido, sin más, sin intereses particulares ocultos. No les cuento memorias historias sino historias de mi memoria, tal y como las recuerdos. Y si les hablé de los presidentes que tuvo el Real Jaén o de los entrenadores, o los alcaldes de nuestra ciudad, hoy me ha venido al caletre el recuerdo de un gobernador civil, un tipo singular que fue el que más tiempo estuvo gobernando nuestra provincia: Felipe Arche Hermosa.

Él llegó desde sus tierras santanderinas a Jaén en 1950. Antes, desde 1940, nuestra provincia había tenido nada menos que siete gobernadores, de los que no recuerdo nada más que su nombre. Felipe Arche fue el primer gobernador que conocí de cerca, incluso personalmente, poco tiempo antes de dejar el Gobierno Civil de Jaén para irse al de Alicante. Fue en 1962, en el Departamento Artístico y Publicidad del entonces recién inaugurado Centro Comercial Tejidos Gangas. Don Felipe fue invitado a visitar el edificio y llegó hasta la terraza, donde yo tenía el estudio. Era un hombretón corpulento, ancho de espaldas, de cabello y bigote blancos. Impresionaba. No se me olvidará que lo primero que me preguntó fue si yo era de Jaén. Curioso porque tres o cuatro años después, su sucesor, Juan Manuel Pardo Gayoso, en el mismo sitio, me hizo la misma pregunta. ¿Tendría yo entonces cara de extranjero? Felipe Arche era un hombre campechano y era corriente verle chateando con agricultores y obreros en cualquier taberna de la ciudad. Tras él y Pardo Gayoso hasta Teófilo Martínez, que fue el último, hubo una docena de gobernadores más, entre ellos una mujer, Carmen Calleja, pero solo con algunos de ellos, como Enrique Martínez Cañavate, Enrique Gómez Palmero y Francisco Rodríguez Caracuel, mantuve cierta relación. Desde luego, mi mejor recuerdo es para Felipe Arche, quien pese a que podría mandar más que Franco, se demostró que mandaba menos que el obispo.