Mirar al futuro

    25 nov 2019 / 08:51 H.
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    Las divisiones políticas, sociales y territoriales asoman como nubes amenazadoras. Da la impresión de que hoy se quiere educar más para el frentismo y la violencia que para la honestidad, la concordia, el trabajo y la solidaridad. Quieren imponer algunos líderes políticos el discurso de la confrontación. Con lenguaje maniqueo y guerracivilista se pretende encasillar y clasificar a los ciudadanos. ¿Quién puede arrogarse hoy superioridad moral sobre los demás? Todo el mundo tiene derecho a vivir en paz y a ser escuchado. Ahora parece que hay que pedir perdón simplemente por haber vivido en época de Franco. Ahora parece que todo el que no abrace el neocomunismo antisistema es fascista declarado. Hemos visto de modo palpable que la corrupción no es patrimonio de ningunas siglas. Se practica a izquierdas y a derechas. Y extiende sus garras en todos los ámbitos y en todas las épocas. Lo que hay que hacer es combatirla eficazmente. Ser conscientes de que allá donde hay poder y dinero habrá corrupción. Necesitamos más dosis de honradez intelectual y cultural. Más leyes que limiten el poder, casi omnímodo, con que se manejan algunos políticos para colocar a los suyos y rodearse de una red clientelar que los perpetúe en sus privilegios.

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