Mirando al futuro

    30 ago 2019 / 09:19 H.

    En esta época del año en que todavía algunos rezagados aún disfrutan de las vacaciones, ahora ya casi en tiempo pasado porque hoy las playas comienzan a quedarse vacías y se acelera el éxodo hacia la ciudad, donde espera la vuelta al trabajo para los mayores y el nuevo curso para los más jóvenes, puede ser buen momento para reflexionar y trazar planes que nos ayuden a progresar y avanzar hacia un futuro algo más halagüeño. Con la intención de aportar ideas a aquellos que pueden trazar las rutas más eficaces para alcanzar ese futuro, voy a intentar hacer una relación de los temas de fondo que han ocupado la mayor parte de las tertulias en las que he participado este verano y que en definitiva nos muestran las preocupaciones, los problemas, las ideas y los deseos de la gente común. Entiendo que el periodismo sirve para dar a conocer a todos, aquello que ocurre en el mundo, lo que implica, influir con esta información en la toma de decisiones de aquellas personas que la reciben diariamente.

    La agresión permanente a la naturaleza por la forma de vida de los países desarrollados, los incendios provocados y fuera de control, las emisiones de gases de efecto invernadero, la falta de lluvia que produce desertificación en gran parte de España, el aumento global de la temperatura que provoca oleadas de calor desconocidas en toda Europa, todos los factores que contribuyen en mayor o menor medida al cambio climático y la falta de consenso a nivel mundial para tomar medidas efectivas que reviertan sus efectos a largo plazo preocupan sobremanera a la mayor parte de las personas con las que he hablado este verano. La impresión general es que hace más calor que nunca y esto no hay quien lo pare.

    La crisis migratoria es otro asunto que interesa cada vez más a esta sociedad que asiste cada día a una nueva oleada de pateras, emigrantes a la deriva en alta mar, barcos de ayuda de ONGs que se convierten en un problema humanitario que copa todas las portadas cada vez que recogen a un grupo de emigrantes e intentan desembarcarlos en cualquier puerto de la Unión Europea, con la oposición de uno u otro país al que quieran poner rumbo. El problema de las migraciones no es nuevo, ni tiene solución sencilla, de hecho, es bastante común la terrible opinión de que no tiene solución pacífica porque el subdesarrollo y el hambre empujan a los hombres lejos de su tierra en busca de algo mejor, aunque se jueguen la vida. Las migraciones acabarán con la decadente sociedad europea y su cultura en un plazo de pocas generaciones si no se establece un programa mundial de desarrollo para los países más pobres, aunque es muy probable y aterrador que antes suceda una desgracia mayor como puede ser una guerra.

    La violencia de género, las acusaciones de acoso sexual, los abusos sexuales, la muerte de personas acosadas, la desigualdad de oportunidades en función del sexo. Estos problemas preocupan a la sociedad, mucho más de lo que es posible expresar y debatir aquí y ahora, porque suele convertirse en un asunto vidrioso y no es fácil emitir opiniones cuando no se conoce a fondo cada caso. Es cierto que “solo sí es sí” y también que “no es no’” siempre, no hay duda alguna al respecto. No hay más comentarios adicionales, pero sí es necesario que en las relaciones interpersonales se considere muy positivo al erotismo y dejarse llevar por la pasión compartida en un plano de total igualdad, porque si no todo puede decaer y eso no es deseable.

    Por último, uno de los temas más comunes a lo largo de todo el verano ha sido la política y en concreto la falta de gobierno en España, con todas las implicaciones que este hecho de capital importancia tiene para esta sociedad. Como es lógico esperar por tratarse de un tema tan crítico, en función de la ideología de cada cual hay diversidad de opiniones sobre las causas que han dado lugar a esta situación, aunque la mayoría apunta a un exceso de egolatría en algunos y en una falta de talla política en todos. Sobran personalismos y falta cintura política para propiciar el diálogo. En general, la mayoría de la sociedad está hastiada de los políticos actuales, estamos a las puertas de septiembre y la sombra de las urnas es cada vez más fuerte. Las personas sensatas opinan que es necesario formar gobierno, que sería un gran error tener que ir a elecciones en noviembre, y concluyen es posible que algunos se equivoquen si dan lugar a ello.